Biomecánica del hombro en tenistas: un tema de amplio interés. El hombro de un jugador de tenis ejecuta movimientos violentos y específicos. Las lesiones resultantes no siempre son tendinitis. Estas son a menudo subluxaciones repetitivas. Una estrategia preventiva, un diagnóstico preciso y un tratamiento dirigido son fundamentales…

Este dolor de hombro es parte de la historia de la humanidad. Hace 6 millones de años, nuestros antepasados ​​se volvieron bípedos. La clave es una cadera muy estable, capaz de asumir apoyo en una pierna. La esfera que domina el hueso del muslo, el fémur, encaja en un gran cuenco de hueso excavado en la pelvis llamado acetábulo.

Biomecánica del hombro en tenistas

Bipedalismo: una cadera estable y un hombro inestable. Así somos.

Por el contrario, el hombro gana en movilidad para manipular herramientas y lanzar azagayas. Esta articulación paga el precio de la inestabilidad. La bola que sobresale del hueso del brazo, el húmero, hace contacto con la escápula gracias a una superficie casi plana, la cavidad glenoidea. A los anatomistas les gusta decir que este conjunto se parece a un balón de fútbol colocado sobre un plato plano.

La madre naturaleza ha mejorado ligeramente esta articulación añadiendo un pequeño menisco circular, el labrum, que convierte esta construcción en un plato hondo. Comprendemos ahora, por qué el manejo de la raqueta exige al hombro hasta los límites de un compromiso evolutivo.

El hombro de tenista subluxado hacia adelante.

Cuando lanzas un servicio o tu golpe de derecha, tu codo y la parte inferior del húmero retroceden. Por efecto palanca, la parte superior de este último se desliza hacia la parte delantera del hombro. Al final del golpe, los pectorales tiran con tanta fuerza que a menudo terminan impulsando la cabeza humeral hacia el frente de la articulación. Durante la primera etapa, la bolsa articular y su refuerzo de ligamentos se estiran violentamente. Con motivo de la segunda, el extremo superior del húmero sube sobre el labrum y cada vez muele un poco más este pequeño menisco. Afortunadamente, los músculos posteriores fuertes y vigilantes intervienen para limitar esta subluxación anterior traumática.

En contacto con y alrededor de la cabeza del húmero, encontramos el manguito de los rotadores. La etimología te ayuda a visualizar todas las fibras musculares y tendinosas, bien peinadas, bien alineadas en la parte superior del húmero craneal.

Más distante, pero más fuerte, el hombro es estabilizado por las grandes masas musculares que movilizan los brazos. Esencialmente los pectorales por delante y la espalda por detrás. De esta forma, los pequeños músculos del manguito rotador se contraen simultáneamente para crear un centro de rotación. Por el contrario, los más grandes movilizan poderosamente el hombro… ¡pero su papel también consiste en ralentizar el final del gesto! Tu salud articular está en juego… y tu rendimiento. Cuando armas tu gesto, los músculos posteriores se contraen y acortan. Hablamos de “trabajo concéntrico”.

Sufrimiento de tendones o nervios: diagnósticos similares pero diferentes

En el examen, el médico deportivo destaca una cabeza humeral que “impulsa” cuando tira de tu brazo. También consigue subluxarla cuando la empuja hacia delante mientras tú estás en posición de lanzar el golpeo de raqueta. Estas maniobras provocan con frecuencia ligeras grietas relacionadas con el aplastamiento del pequeño menisco del hombro, el labrum.

En esta patología, al moverse la cabeza humeral, los tendones se tensan y chocan contra los relieves óseos de la escápula. De hecho, los signos de tendinitis a menudo están presentes sin excluir el diagnóstico de microinestabilidad.

Sufrimiento de tendones o nervios: diagnósticos a menudo asociados

Para confirmar el diagnóstico, la resonancia magnética y el artroscanner son los exámenes de referencia. El primero permite un buen descifrado, en particular facilitando el análisis de los tendones. El segundo, gracias a la inyección de un producto de contraste en la articulación, proporciona una descripción precisa de las fisuras del labrum.

A veces se necesita un EMG o un electromiograma. Busca lesiones en los nervios del hombro provocadas por gestos de gran amplitud. Esta lesión está en el origen de una debilidad de los músculos posteriores del hombro que agrava la inestabilidad… ¡Un auténtico círculo vicioso!

¡El primer tratamiento es el deportivo!

Si las lesiones no son importantes, bastará con el tratamiento de la causa. Si el daño es más grave, esta estrategia sigue siendo fundamental para evitar la recurrencia tras el tratamiento médico o quirúrgico. ¡Es imperativo evitar que tu húmero se filtre hacia adelante! La fisioterapia y la preparación física preventiva son imprescindibles. Se trata de poner en marcha un refuerzo de frenado del gesto desde el momento en que la pelota sale de la raqueta. Es costumbre trabajar los músculos rotadores externos del codo al cuerpo. La regla fundamental de la especificidad socava este ejercicio habitual.

Preparación Física Preventiva

Por el contrario, es necesario solicitar todos los músculos involucrados y el esquema completo de coordinación con la ayuda de un movimiento global, en una postura cercana al movimiento de tenis. Por lo tanto, ¡debe ralentizar el final del golpe con poleas o bandas elásticas colgando DELANTE de ti ¡Intuitivamente, esta instrucción se opone al ejercicio destinado a ganar potencia!

Es normal. Realizas este gesto en la posición correspondiente al inicio de la pelota. ¡Tengamos en cuenta que en este momento todos los diagramas del motor deben estar invertidos! Los músculos propulsores anteriores se ven obligados a detener las intensas contracciones. Simultáneamente, los músculos de frenado posteriores son forzados a una acción intensa bajo amenaza de dislocación del húmero.

Refuerzo de frenos de hombro; ralentizar el final

En definitiva, si tu entrenador, por motivos pedagógicos, te dice que “debes terminar tu gesto”, tu médico deportivo te asegura, por la salud de tu hombro, que te conviene ¡frenar muy fuerte! Sobre todo porque, en teoría, en este momento, el movimiento de tu brazo ya no tiene ninguna influencia en tu rendimiento ¡la pelota salió de tu raqueta hace mucho tiempo! En todo caso, la preparación física debe excluir cualquier refuerzo de las cadenas musculares de propulsión más allá de la postura correspondiente a la salida de la pelota. A partir de esta actitud, el trabajo muscular debe invertirse. La polea o elástico ya no cuelga por detrás sino por delante de tu busto. Este entrenamiento disociado también tiene la virtud de mejorar la inversión de los patrones motores desde el momento en que la pelota pierde el contacto con la raqueta.

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